17 de junio de 2011

"Dilema del Erizo" - Arthur Schopenhauer~

Cuanto más se intenta acercar un erizo a otro, aún sin importar sus intenciones, hiere y es herido producto de sus espinas. La anterior fábula obedece a una metáfora de cómo la gente se lastima y es lastimada producto de nuestra propia imperfección e incomprensión –nuestra naturaleza, como las espinas del erizo.

"Cuanto más cercana sea la relación entre dos seres, lo más probable será que se puedan hacer daño el uno al otro. Sin embargo, sin acercamiento se vive el dolor de la soledad"


La figura del dilema del erizo, se origina en el miedo a ser heridos por los demás o a quedarse solos. Así, durante esta etapa, la gente se vuelve retraída, tímida donde entendemos que la única manera de no ser lastimados es hacer todo lo que se les dice para evitar que los demás se enfaden, porque este enfado haría que estas personas se fueran de nuestro lado, haciendo nuestra soledad más grande.
Y aquí la comparación con el erizo: ante este miedo, decidimos alejarnos de los demás, pues este vacío interno que nos queda nos lleva a pensar que valemos muy poco y si intentamos acercarnos a alguien, éste terminará siendo dañado tarde o temprano.

Hedgehog's Dilemma. 



Aunque en la realidad los erizos se las ingenian para acercarse y reproducirse, sino no existirían; podemos imaginar a los erizos que en busca de compañía sufren al igual que las personas, producto de su naturaleza, un encuentro traumático en donde aún con buenas intenciones incluso mutuas resultarán dañados. Bien vale separarse de la fábula pues resumir las relaciones sociales a "pelotas de espinas" chocando, no es en verdad sensato y es menester ampliar el estudio, aún así continuaré haciendo guiños a la fábula durante el desarrollo del escrito. Podríamos pensar un escenario algo más espinoso, erizos en un rosal; lo cuál sería una representación más fiel al ambiente del hombre, las heridas no son solo producto del encuentro con otras personas sino de la propia vida como tal, aunque ambas lastiman al hombre, este no puede lastimar a la vida de igual forma que un erizo no puede lastimar a un rosal.

La metáfora es usada en sicología para explicar el por qué de la aislación, la postura que toma el erizo o el hombre ante la adversidad, prefiriendo huir a fin de no lastimar ni ser lastimado. Los imaginarios erizos en todo caso solo pueden huir e incluso hipotéticamente pueden escapar. El hombre no solo no puede huir pues aún en el fondo de su corazón sabe que lo esta haciendo, tampoco puede escapar porque no tiene a donde ir, no puede abandonar al mundo, a las personas, ni ser inconsciente de que se esfuerza en hacerlo.

Aunque la postura de algunas personas sea la de huir por el temor, son incapaces de llevar a fin su anhelo de huir y conseguir una realidad de escape, siendo aún más frustante pues inevitablemente no pueden abandonar el dilema. La imagen idealizada es la de personajes desadaptados que se aíslan de las personas o del mundo, aveces solo de una de las causas de dolor, aveces de ambas; es una imagen algo cómoda pues no todos llegan a ese punto, y son precisamente los que no lo hacen quienes delimitan la postura de huida a esas personas, ello no quiere decir que ellos tampoco huyan; en general su orgullo no es más que vergüenza ajena por otros que han caído aún mas bajo que ellos, no tienen nada de que estar orgullosos pues ellos también huyen, han caído tanto o más bajo salvo que aparentan estar de pie.

No es solo el personaje "desadaptado" quien huye, sino también quien no encara el asunto, quien lo ignora o se dice para si que no le afecta; aunque no rechaza a las personas si rechaza relaciones serias que puedan llamarse en verdad sociales; estas personas aunque no se aíslan de forma tan evidente como otros, no se aventuran a mediar realmente con otros, piden apoyo incondicional, inventan la lealtad, y limitan todo de forma tal que "las espinas no se acerquen", se esfuerzan por no comprender ni ser comprendidos pues saben bien lo que ello implica, rehusan la confrontación y prefieren mantener las cosas como son, como están, y como ellos se esforzarán en mantener, en el anhelo mas cobarde por no cambiar ni que les digan que cambien.

Algunos se aíslan de la realidad, más de los que se piensa, pues de nuevo los supuestos que han vencido al dilema solo están huyendo y aparentan que lo han podido afrontar, no niegan rotundamente la realidad pero solo la aceptan hasta que se "acercan a sus espinas", se burlan de quien esta aturdido ante la existencia, saturan sus vida de crisis económicas y tratan con desdén las llamadas crisis existenciales -o las afrontan por originalidad y no por un franco inconformismo-, dicen superarlas inventando falsas filosofías o tratando al dilema como si se tratase de una adivinanza, tales personajes creen haber comprendido cuando solo se han resignado a no buscar respuestas ni encarar las dudas; quien vive preocupado y maravillado para ellos es un tonto que sigue sin entender lo que según ellos "había que entender", algún falso discurso poético que les anima, en donde las verdaderas palabras, las sensatas, solo nos descorazonarían.

Es complicado señalar con atino la huida al dilema, más usual de lo que creemos, pues es en verdad amplia y bastante elástica cediendo a los límites de cada persona: el creyente es capaz de vivir rechazando el pecado pero es incapaz de hacerlo si cuestiona a dios, el ateo es capaz de vivir negando a dios sin embargo no aceptará que su filosofía hedonista es incapaz de trascender, el agnóstico es capaz de vivir negando su capacidad para decir palabra sobre dios pero es incapaz de juzgar con criterio... el punto en donde huimos puede ser bastante elástico y no solo es un punto sino varios en donde se termina por adoptar la resignación, no es solo la duda teológica, también lo es la antropológica, la epistemológica, la ética, etc. las dudas que nos atormentan, y el cuestionamiento social como la responsabilidad que nos agobia.


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